CUENTO PARA PRÍNCIPES QUE ASPIRAN A SER RANAS
Una vez se encontraron dos SOLOS: un payaso gigante y un arlequín monstruoso. El primero miró hacia abajo y a sus pies vio al arlequín, empequeñecido además por mirarlo desde tan alto. Lo observó con prudencia y le pareció que este intentaba decir algo. El arlequín lo miraba atento. El payaso se agachó para percatarse de que aquel estaba SOLO. Después de simulacros de comunicación e intentos de disimular su torpe aspecto, el Gigante disfrazado se arrancó la máscara invitando al otro a hacer lo mismo. El arlequín, sin quitársela, admitió: "sí, soy un monstruo". El gigante sentenció: "pues yo, un payaso"...